En muchas ocasiones cuesta diferenciar un perfume original de una imitación o incluso falsificación. Pero el precio es un determinante y claro indicador. El problema de los perfumes falsos es especialmente grave en España.
Problemas más importantes de utilizar perfumes falsos
Según los datos oficiales, en el sector de la cosmética y la perfumería se pierden de forma anual un 17 % de ventas. En comparación con el resto de Europa este dato es elevado, ya que doblamos con creces la media europea, lo que supone una perdida anual aproximada de 950 millones de euros. Esto se traduce en que se pierden en toda Europa unos 50.000 puestos de trabajo.
El problema de utilizar perfumes falsos no se da únicamente a nivel económico, sino que en diferentes análisis se ha comprobado que no son seguros para los consumidores y que, además, pueden afectar a la salud de los mismos.
La cantidad y calidad del etanol que se utiliza para estos productos en muchas ocasiones no es adecuada, ya que se utilizan productos que están prohibidos, como el etilenglicol, o que carecen de factor de protección ultravioleta. Cuando se carece de esta protección pueden aparecer reacciones alérgicas, dermatitis o incluso manchas.
Esto sucede porque son productos que se elaboran en instalaciones que no cumplen con las normativas sanitarias adecuadas y los elementos que los forman no pasan los pertinentes controles de calidad europeos.
Al no existir un responsable de fabricación, no se pueden realizar reclamaciones por perjuicios o daños, aunque no es lo más importante, ya que el mayor problema radica en que será prácticamente imposible localizar el ingrediente que ha provocado esa alergia.
¿Cómo detectar si un perfume es falso?
A pesar de la lucha de las autoridades contra las falsificaciones, un cliente debe poder diferenciar una copia que pretende suplantar a una marca, incluyendo imitación en la caja y el envase, de cuando se pretende imitar el aroma o la fragancia. Para ello es necesario fijarse en diferentes factores.
– Etiquetado: el número de lote, las referencias, el código de barras o los ingredientes están incompletos o no se pueden leer.
– Plástico del embalaje: los pliegues son irregulares, no está tenso y suena al friccionarlo.
– Embalaje: suele ser de mala calidad y la impresión no es precisa.
– Frasco: en el envase del perfume se observan las juntas en el cristal.
– Cánula: en el falsificado suele ser larga y está muy dilatada.
– Espuma: al agitarlo se produce una espuma que perdura durante un tiempo. Los originales apenas la producen y en caso de que aparezca, apenas dura.
Con todos estos detalles se puede detectar cuándo se trata de un perfume falso, aunque sin duda lo mejor es acudir a un punto de venta oficial para evitar esta situación y que la salud propia o de la familia pueda correr algún tipo de riesgo.
