Dicen que en verano y con el calor, el apetito se pierde un poco y por lo tanto no comemos mucho, pero lo cierto es que esos días también estamos mucho más relajadas y llevamos menos estrés, por lo tanto también requerimos la toma de menos calorías, y además a eso se le suma el hecho de que picoteamos más, tomamos más aperitivos, a veces casi diariamente, y solo los refrescos que hay en el mercado aportan muchas calorías con sus azúcares. de ahí que nuestro vientre se haya visto aumentado de grosor considerablemente.
Hora de ponerse en marcha
Reducir calorías
Durante esos días no comas grasas, ni azúcares y mucho menos alimentos procesados, estos contienen grasas saturadas que suben los niveles de colesterol. Elige frutas y verduras, y las harinas como por ejemplo el pan, cámbialas por harinas integrales como la avena. Las frutas y las verduras son tus grandes aliadas, y ellas aportan nutrientes sin grasa. Sustituye el azúcar por la stevia, por ejemplo, y alimentos bajos en calorías.
Ejercicio cardiovascular y abdominal
Ponte ya con el ejercicio ya que tu cuerpo, mente y espíritu lo agradecerán. 45 minutos diarios de cardio te vendrían bien. Si en tu caso no puedes ir a un gimnasio, prueba con correr durante ese tiempo a un paso tranquilo, marcándote una ruta diaria que a tí te agrade. Al acabar, 15 minutos de abdominales reforzaría esa zona, tonificándola.
Evita el estrés y bebe agua
Está comprobado que el estrés produce cortisol, una hormona que provoca la ansiedad por comer a capricho, la gordura y el aumento de peso en la barriguita, con lo cual aprende a relajarte, o bien dando paseos o con alguna práctica como el yoga, o taichi.
Por otro lado, beber líquido saciará tu sed, favoreciendo las funciones de tu organismo, liberando toxinas, y oxigenando tu cuerpo.
