Aunque parezca repetitivo, aún a estas alturas del año debemos recordar lo importante de tomarse en serio lo de la protección de piel, y es que cada año en Europa se registran un 10% más de cáncer de piel en nuestros hospitales, y en la mayoría de los casos, el sol es un gran factor determinante. Para no correr riesgos de más, la ayuda incondicional debe ser un buen protector solar en nuestro bolso de mano, en nuestra bolsa de playa, y allá donde el sol vaya a ser nuestro compañero de viaje o de baño.
SPF Acorde a tus necesidades
Lo adecuado no es que simplemente te pongas protección sin más, sino que con ella te prepares la piel para lo que vayas a hacer exponiéndote al sol. Si vas a pasar unas horas a la playa, debes usar en horas de máximo calor, una muy alta protección, entre 30 y 50, y siempre renovar cada dos horas.
Si tu exposición al sol es antes de las once de la mañana, y después de las siete de la tarde, con una puesta tan solo y como máximo de 20 ó 30 SPF, será suficiente.
Si vas a tener una actividad deportiva durante varias horas, es recomendable tener en cuenta un protector solar de alta graduación, y además resistente al agua, o sea, también al sudor.
Lancaster complementa hidratación y antienvejecimiento
Los daños solares no siempre se ven en el mismo momento, la piel ya se ha dicho por activa y por pasiva que tiene memoria, y todo lo que le hagas ahora, sale siempre más tarde o más temprano. Manchas, arrugas, y decenas de inconvenientes por no proteger nuestra piel debidamente. La línea Lancaster no solo protege ampliamente de los rayos solares y de los infrarrojos, sino que además complementa su formulación con ricas sustancias antienvejecimiento, antiarrugas y antideshidratación, dejando una piel sedosa cuanto más se utilice, sin rastro de descamación ni de grasa.
